La Pymetización del comunicador institucional

 In Artículos de Opinión

Por Adrián Mancini. Lic. en Comunicación. Titular Consultora Ahora el Campo

N

o es nuevo, no es de ahora, pero la precarización laboral del comunicador institucional si bien es un tema remañido resulta más actual que nunca en el marco del Covid-19.

 

En una economía de mercado –sin profundizar en debates filósofos acerca de las características del modelo- se sabe que no todas las personas pueden acceder a las mismas oportunidades. Las razones son muchas y muy variadas.

En la profesión esa realidad también aplica. Lo sabemos desde que un estudiante hace el ingreso a la facultad. No todos los comunicadores pueden acceder a los mismos medios de comunicación para trabajar. No todos pueden ejercer en las organizaciones en las que les gustaría hacerlo, Etc. En términos económicos, el espacio de trabajo también es un bien escaso por el que hay que pagar mucho para obtenerlo (formación académicas, actualizaciones permanentes, esfuerzo, trabajo, lobby y hasta una cuota de suerte por qué no).

Sin embargo, aquellos que no pudieron acceder a ese bien escaso que desean, insisten en comprar ese bien o algo similar que los satisfaga como persona y como profesional (por caso, trabajar como comunicadores en una organización) acceden a otro tipo de bienes ya sean de segunda marca o bienes sustitutos. También sabemos que en la psiquis del consumidor intervienen siempre más de un factor al momento de adquirir o elegir un bien. Y que en general, ese factor tiene más que ver con lo emocional que con lo racional.

En términos de la profesión ese bien alternativo son otras organizaciones de “menor rango” dentro del mapa productivo en el que se esté inserto. Las Pymes son un buen ejemplo y un buen espacio para ejercer. Pero claro, los presupuestos, las estrategias o la visión de sus directivos suelen distar muy mucho de lo aprehendido en la academia, de las buenas intenciones o buenas prácticas con las que el profesional anhela desempeñarse.

Significa esto que quienes trabajan en esas organizaciones son profesionales de segunda categoría? Para nada. Significa que las Pymes no son una opción válida para ejercer? En absoluto. Significa que efectivamente en las Pymes no se pueden lograr resultados y objetivos alentadores y plausibles desde el punto de vista de una correcta gestión de la comunicación? Por supuesto que no. Al contrario, en Argentina el 60% de la mano de obra la generan las pequeñas y medianas empresas. Y son en general la masa crítica que se transforma en materia de estudio para los miles de casos donde a diario se aplican planes de comunicación corporativa con éxitos relativos y otras veces muy alentadores y significativos para el desarrollo de la profesión.

Por momentos, pareciera que en algunas esferas donde nos movemos los comunicadores esta es una verdad poco anhelada. Es un tema tabú del que nadie desea ansioso arrojar sobre la mesa para abrir el debate.  Y en los círculos académicos, muchas veces tampoco se animan a poner los pies en la tierra sobre los desafíos que enfrenta la comunicación institucional en el día a día.

Precariedad 

Como se dijo, las circunstancias, las escalas y o hasta la propia decisión de la dirección de la organización pequeña o mediana, a veces no permite desarrollar un verdadero plan de comunicación ni mucho contar con una dirección de comunicaciones perfectamente ensamblada con otras áreas. Mucho menos liderar procesos vinculados a elaboración de planes de contingencia, manuales de crisis, comunicación interna, plan de medios, procedimientos, integración de equipos, Etc.

Esta realidad muchas veces lleva a los profesionales de la comunicación a sucumbir en la misma lógica con el que se mueven la mayoría de las Pymes. Lo “urgente tapa a lo importante” o la “improvisación” como modo recurrente para solucionar los problemas. Sin dudas esto también afecta la remuneración del profesional, con una directa implicancia en la formación continua, el bastardeo emocional, entre tantos otros efectos colaterales.

Pandemia 

El lado positivo del Covid-19 es que se volvieron a disparar muchas alertas que los comunicadores en la Pymes venían anticipando y en general o no eran escuchados, o no encontraron los canales adecuados para que se convierta en prioridad. O tal vez, simplemente no supieron cómo hacerlo. Esa también es una posibilidad.

Contar con procedimientos adecuados, enfocar las acciones y los mensajes teniendo a la persona como eje, organizar y potenciar los equipos de trabajo, asumir un propósito común y transversal a toda la organización, vincularlo a una estrategia, Etc., fueron solo algunos de los aspectos que salieron a flote y tomaron nuevamente visibilidad. El manejo comunicacional de esta crisis evidenció en muchos casos la falta del trabajo previo en materia de comunicación.

Para bien o para mal el Covid-19 fue como esos pensamientos que estaban latentes en el subconsciente y de pronto estaban ahí, al frente de los ojos de todos, más presentes que nunca.

Esto representa una enorme oportunidad para los profesionales de la comunicación que ejercen en Pymes, para que vuelvan a ocupar la centralidad que, por la dinámica propia de este segmento del mercado, no lograron desarrollar antes.

Existen infinidad de herramientas y experiencias para aplicar a esta escala de organizaciones que pueden cambiar de manera significativa su realidad y por qué no, el valor agregado que puede aportar el profesional sobre las decisiones que se tomen mientras dure esta crisis. Y también, por supuesto, la percepción sobre el potencial de la profesión el día después de esta tormenta.

El desafío como comunicadores es no perder la iniciativa, instalar el tema, buscar los aliados adecuados dentro y fuera de la estructura corporativa, predicar con ejemplos o casos exitosos, fijar metas claras y tangibles y contar con los argumentos necesarios, para dejar en claro que no siempre las estrategias de comunicación que impactan sobre la organización depende de grandes presupuestos, sino de organización, predisposición, ideas y un necesario cambio cultural.

Esta vez depende mucho del comunicador como va a transcurrir esta crisis. ¿Vamos a seguir siendo iguales? ¿Queremos seguir siendo iguales? ¿Podemos seguir siendo iguales?

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